EL PUNTILLISMO
Puntillismo es el nombre que
recibe un movimiento de la pintura que se desarrolló en el siglo
XIX. Su principal característica es la utilización de puntos y trazos
interrumpidos para la creación de sus obras.
Los puntillistas, por lo tanto, no
apelaban a las pinceladas a la hora de crear sus cuadros, sino que
aplicaban puntos de tonalidades puras sobre las superficies. Esto les
permitía desarrollar diferentes juegos cromáticos, ya que es el ojo del
observador el que crea la combinación.
Es decir, en este sentido es
importante establecer que en las obras realizadas por puntillistas los colores
son puros, jamás se mezclan. Es más, son los ojos de quienes las ven los que
hacen que el espectador sí los perciba unidos.
El análisis de la óptica,
los cálculos, el vínculo físico existente entre los distintos colores y el
orden formaban parte del proceso creativo de los cultores del puntillismo. A
partir del uso de los puntos de diferentes colores, los puntillistas podían
favorecer una sensación de profundidad en sus obras.
A todo lo expuesto hay que añadir
que, según los estudios llevados a cabo en esta materia, fue Francia el país
que se convirtió en el centro de la mayor producción de obras acometidas
mediante el puntillismo. Y es que fue en esas tierras donde pudieron
desarrollar sus trabajos algunas de las figuras más significativas de esta
corriente o movimiento artístico, como sería el caso de Paul Signac o George
Seurat, entre otros. Dos autores esos que están considerados como los mejores representantes
que ha tenido el mismo.
Seurat, en concreto, ha recibido
el “título” del padre del puntillismo, fue el que lo inició. Fruto de su
trabajo son algunas conocidas y alabadas obras como “Baño en Asniéres” (1884) o
“Un domingo de verano en la Grande Jatte” (1886).
Paul Signac, por otro lado, se
considera que fue una figura fundamental dentro de esa corriente artística
porque le consiguió dotar de una serie de novedades o singularidades respecto,
por ejemplo, al pintor anterior. Así, en su caso, se decantó por aportarle
mayor dinamismo a las obras dándole mayor cuerpo y tamaño a los puntos. Entre
sus cuadros más conocidos están “El puerto de Saint Tropez” (1907), “La boya
roja” (1895) o “El puerto de Marsella” (1907).
Entre los pintores que han sido asociados
con este movimiento, además de los ya mencionados, se encuentran Vincent
Van Gogh, Camille Pissarro, Henri Delavallée, Vlaho Bukovac…
Cabe destacar que los estudios realizados por los teóricos del puntillismo
incluso influyeron en músicos, que comenzaron a investigar cómo el oído se
encarga de decodificar los sonidos aislados para crear una melodía, así como el ojo toma
los puntos de colores y los combina.
El puntillismo, que está
considerado como una derivación del impresionismo, también suele
mencionarse como posimpresionismo, neoimpresionismo o divisionismo.
Los expertos, de todos modos, trazan ciertas diferencias entre cada concepto.
El divisionismo, por ejemplo, tenía reivindicaciones políticas junto a su
postura estética, mientras que el puntillismo se limitaba a preocuparse sólo
por lo técnico.
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